En 1858, Charles-Ivan Robert comenzó a trabajar como «établisseur» en la comuna de Villeret (Berna, Suiza): compraba componentes en toda la región y los ensamblaba a mano. Más tarde, pasaría el testigo del negocio familiar de manufactura de alta relojería a sus hijos. Hoy en día, los relojes Minerva de esta misma manufactura se siguen apreciando por su compromiso con la artesanía y la innovación. La Maison mantiene vivo el legado de la manufactura con nuestros calibres únicos, realizados y acabados a mano.
La alpaca es una aleación tradicional de cobre, zinc y níquel, utilizada en la relojería desde el siglo XIX debido a sus propiedades mecánicas. Minerva es una de las pocas manufacturas que sigue usando esta aleación en los puentes y placas base de todos sus movimientos, según la tradición relojera más clásica.
Este puente de cronógrafo, patentado en 1912, presenta una forma única e inconfundible, inspirada en las montañas suizas del Jura, un paisaje que los relojeros admiran en la manufactura desde hace más de 165 años. El ángulo del puente es igual que el de la montaña para plasmar el vínculo entre la historia de Minerva, la naturaleza y la pericia.
Todos nuestros componentes están decorados a mano en nuestros talleres de alta relojería. Los artesanos de la Maison utilizan máquinas dirigidas a mano con una gran habilidad para trabajar con componentes tan diminutos como complejos. Además, las partes superior e interior de todos los componentes están decoradas para lograr un acabado perfecto y elegante desde cualquier ángulo.
Todos los movimientos de la manufactura Minerva presentan una flecha en uno de los componentes y en la placa. La flecha, que se ha convertido en un emblema de Minerva a lo largo de los años, es una alusión a las representaciones históricas de la diosa homónima, que a menudo viene retratada con una flecha.
Minerva es una de las pocas manufacturas que sigue produciendo, ensamblando y arreglando todos sus resortes a mano. La configuración de las agujas de precisión resulta particularmente exigente, ya que los volantes oscilan con una frecuencia baja de 18 000 semioscilaciones por hora.
Una revolución en la historia de la relojería: los fascinantes movimientos de Minerva no solo se pueden observar a través de la esfera, sino también a través de las cinco ventanillas incorporadas al cronógrafo monopulsador Minerva Unveiled Secret. El sublime diseño del movimiento 16.26 se ha reinventado y se ha colocado sobre un pilar que deja penetrar la luz para que quien lo lleve pueda admirar el excepcional trabajo artesanal de este audaz reloj y su movimiento 17.26.